En el artículo "Ciencias naturales en un grupo con un alumno ciego.
Los saberes docentes en acción." las autoras Naranjo, Gabriela y Candela, Antonia, analizan los saberes que pone en juego
un profesor de primaria (de 45 años de edad y 26 años de experiencia) al
trabajar en la materia de ciencias naturales con un alumno ciego en un grupo de
cuarto grado de primaria con 24 alumnos, y tratando de que el resto del grupo avance a la par, sin dejar atrás al alumno ciego (necesidades individuales y
necesidades grupales). El estudio es de corte etnográfico y tiene lugar en una
escuela púbica de México donde se observaron 11 clases de ciencias.
El docente del cual se habla no recibió ninguna capacitación específica
para atender a su alumno ciego, y aun así se enfrentó a la tarea de enseñar
ciencias. La presencia de este pequeño en el grupo movilizó ciertos saberes docentes
(diversidad de conocimientos, generales, no formulados, no sistematizados ni
explícitos como tales, que sustentan la práctica cotidiana del maestro en el
contexto de la escuela y el aula) y puso en evidencia que en la práctica docente se
construyen nuevos recursos didácticos cuando existe el interés en que todos los
alumnos accedan a los contenidos científicos. Los saberes docentes fueron
puestos a prueba, adaptados trasformados y enriquecidos. Pero no fue el único
reto del profesor, ya que para enseñar ciencias el docente debe tener un cierto
dominio de dicho lenguaje y de conocimientos sobre el tema que se va a
impartir, también tiene un rol central al llevar a los estudiantes a nuevos
niveles de entendimiento conceptual y al desarrollar formas apropiadas de guía
y apoyo. Por tanto si ya es complejo
enseñar ciencias ahora sumémosle el buscar estrategias y realizar la mediación necesaria para que el
alumno invidente aprenda a la par de sus compañeros.
Un supuesto central en este
trabajo es que la transformación,
reelaboración y generación de nuevos saberes docentes ocurren en el transcurso
mismo de la actividad desplegada en el aula. El interés del maestro por sus
alumnos y, más específicamente, por lograr que todos ellos accedan a los contenidos,
se presenta como uno de los factores clave que estimulan dicha transformación.
Este artículo nos muestra como el profesor fue
resolviendo los retos de su trabajo cotidiano con sus saberes docentes y
siempre trató de generar situaciones en las que el alumno invidente tuviera
experiencias físicas significativas que le permitieran acceder a los contenidos
que estuvieran trabajando, realizaba
actividades experimentales adicionales que complementaran el abordaje del
contenido, para asegurase que la información presentada en el libro fuera
suficiente y entendida por todos los alumnos. Con ellas aclaró,
precisó, ejemplificó, ilustró, comprobó, integró y generalizó el contenido.
Estas fueron algunas actividades que realizo el docente con el
alumno ciego :
Hielo
en el refresco: En el libro de texto la actividad no estaba propuesta
para ser realizada experimentalmente, ya que en él había una pregunta seguida
de su correspondiente respuesta, probablemente con la intención de recuperar la
experiencia de los alumnos: “La mezcla de refresco y hielo se enfría”.
Además, el texto estaba acompañado con la fotografía de una niña poniendo
hielos en un vaso de cristal. No obstante lo anterior, el maestro puso en
marcha la actividad para Paco: “eso ustedes ya lo saben, pero lo vamos a hacer
para que Paco lo toque”. Así que puso hielo en un vaso de cristal para que Paco
comprobará lo que decía el libro.
El marcador negro no lo puedes
ver: Paco pedía el marcador negro porque leyó (braille) la instrucción
cuatro del libro que decía: “Marca con negro el nivel de agua en el popote”. En
vez de eso, el maestro puso una marca con un hilo grueso de plastilina
alrededor del popote y además le explicó por qué lo hacía: “el marcador negro
no lo puedes ver”. El cambio que hizo el maestro, muestra
su sensibilidad, creatividad e iniciativa para suplir un tipo de
material por otro en función de las necesidades de su alumno ciego, sustituyó
el marcador negro por una tira de plastilina para que su alumno pudiera
detectar el nivel al que había subido el agua en el popote después de soplarle.
Aparentemente el cambio fue simple, sin embargo, evidencia el interés
permanente del maestro por no dejar fuera de la actividad a su alumno. Esto lo
hizo construyendo condiciones especiales para que su alumno pudiera percibir a
través de otros sentidos lo que los demás podían percibir por la vista, es
decir, nuevamente recurrió a la compensación.
Otro aspecto importante es la
interacción de los pares, para que su compañero ciego, pudiese hacer las
actividades algunos de ellos fungían como monitores y le explicaban lo que
sucedía en los experimentos. La actitud de cooperación de los demás alumnos,
aceptada y fomentada por el maestro, le permitió a éste realizar otra serie de
adaptaciones relacionadas con la organización social del trabajo.
Se
puede apreciar que el maestro desarrolló un trabajo de enseñanza
orientado a garantizar que su alumno ciego, al igual que sus compañeros,
accediera a los contenidos científicos escolares. Ésto le implicó que en su
trabajo cotidiano se enfrentará a una diversidad de retos, algunos de ellos
previsibles y otros no. Los saberes que
este maestro puso en juego están relacionados principalmente con tres aspectos
del trabajo docente: a) cómo lograr que alumnos con características
heterogéneas avancen homogéneamente en el tratamiento de los contenidos; b)
cómo trabajar específicamente las ciencias naturales; y c) cómo resolver la
tensión que se da entre las necesidades de la atención individual y grupal.
Este artículo me pareció sumamente
interesante, podemos darnos cuenta que la docencia definitivamente es
por vocación, nos muestra a un profesor que está interesado en que todos sus
alumnos sin importar sus limitaciones, aprendan por igual. Lo primero que hizo
el maestro fué echar mano de la experiencia que tenía como profesor y de todos
sus saberes adquiridos hasta el momento, para poder unificar su clase, sin duda
alguna fué un gran reto para el docente, pero lo sacó adelante a pesar de no
contar con los conocimientos suficientes de cómo enseñar a un alumno que no
podía ver.
Esto
sucede en muchas escuelas de México, donde el profesor cuenta con un grupo muy numeroso de alumnos (de 30 a 40)
y tiene que atender a uno o dos alumnos con algún tipo de discapacidad, pero el
problema no es ese, sino que no cuenta con la formación y conocimientos
necesarios para poder ayudar a dichos alumnos y tiene que echar mano como el
profesor del artículo de sus conocimientos docentes para enfrentar la situación
y lo hacen muy bien. Lo que no me parece es que el gobierno haga este tipo de
cosas ya que si tienes que atender a
alumnos con capacidades diferentes, lo mínimo que tendría que
hacer es capacitar a dicho profesor para que pueda utilizar nuevos
conocimientos aunados a los que ya posee y realice un mejor trabajo que ayude a todos los alumnos
de su clase a aprender, garantizando así una educación de calidad y más en el
área de las ciencias que ya en si es
una tarea compleja y sin ayuda lo es aún más.
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