La investigadora Serrano Janeth en su artículo "Fácil y Divertido: Estrategias para la enseñanza de las ciencias en educación inicial" nos explica, cuáles son los efectos de aplicar de manera correcta estrategias para la
enseñanza de las ciencias en el preescolar; la investigación que realizó fue de
carácter etnográfico, en el jardín de niños Doctor José de Jesús Arocha, en Venezuela. La
investigadora al entrar al salón de
clases y observar la dinámica grupal, se percató de la falta de interés y ausencia de
estrategias por parte del docente, el cual redujo la oportunidad de
planificar actividades para que los estudiantes adquieran y desarrollen
habilidades y actitudes científicas. Por ende se inhiben el proceso natural del
niño que tiene la necesidad de explorar, curiosear y asociar.
Explica que los niños pueden
aprender ciencia en formas diversas, y que pueden aprender más fácilmente, cuando el
aprendizaje surge a partir de la satisfacción de sus propias necesidades e
intereses. Por tanto en la enseñanza de la ciencia es importante que esta lleve a los niños a reflexionar y les brinde la satisfacción que
implica poder descubrir, mediante la experimentación lo que desea saber. Y para lograrlo se debe contar con un docente mediador de experiencias
capaz de brindar múltiples oportunidades de manipular, experimentar, observar,
comparar, comprobar y plantearse interrogantes.
Preocupada por lo que observó la
investigadora decidió incorporar nuevos recursos, para llamar la atención de
los alumnos hacia las ciencias mediante un manual denominado “Fácil y
divertido”. Para el diseño de las estrategias del manual primero reviso
bibliografía sobre la práctica de las ciencias en preescolar; después procedió a la selección de estrategias adecuadas para el nivel (periodo preoperatorio) las cuales permitieran la activación de procesos
científicos en los participantes y el logro de aprendizajes, considerando la
teoría de Piaget y Vygotsky. Las estrategias diseñadas estuvieron fundamentadas
en dieciocho experiencias adaptadas al nivel.
Una vez diseñadas las estrategias
(las cuales permitían a niño investigar, experimentar observar) se procedió a la aplicación estableciendo en
cada experiencia los objetivos para el abordaje de los procesos de la ciencia
que permitirían a los niños potenciar el desarrollo del pensamiento científico.
Cada una de las estrategias que la investigadora realizó ayudaba a desarrollar
en los niños intercambio de opiniones, elaboración de conclusiones,
experimentación, observación, trabajo en equipo y la oportunidad de contrastar
sus hipótesis. Todas estas habilidades son las que que el niño debe desarrollar en clase de ciencias a nivel preescolar.
Durante la aplicación de las
estrategias se pudo evidenciar través de los comentarios, expresiones y conductas de los niños, la manera cómo iban aflorando los procesos de la enseñanza científica.
Los pequeños hacían descripciones, predicciones, argumentaban, daban muestra de
interés y expresaban asombro y deseos de participar. Se puso de manifiesto la
naturaleza activa del niño de esta edad, así como la curiosidad y la necesidad
de experimentar y resolver conflictos o problemas lo cual es característico de
la etapa preoperacional, de acuerdo con Piaget, quien señala que el niño
utiliza la experiencia para construir su aprendizaje. Y lo más importante que
el aprendizaje fue adquirido de manera vivencial y significativamente.
Este artículo demuestra que hay dos factores detonantes para que los niños
desarrollen o no un pensamiento científico y el gusto por las ciencias. En
primer lugar tenemos al docente, que es
el encargado de diseñar estrategias, motivantes y retadoras las cuales deben de
estar de acuerdo a la edad y a los intereses de los niños, donde se les permita
tocar, indagar, observar y experimentar. Si el docente no muestra interés por
desarrollar una clase que motive a sus alumnos difícilmente estos desarrollaran
el gusto por la ciencia, y la verán como
algo alejado de su contexto y de su aprendizaje. El maestro que esté
dispuesto a tomar el reto debe de tener en cuenta que tendrá que ser innovador
y además tener pasión por hacer que sus alumnos desarrollen el gusto por las
ciencias.
El segundo factor es diseñar
estrategias que realmente tengan como objetivo desarrollar el pensamiento
científico, no solo es dar la clase de ciencias de manera mecánica donde los
alumnos repitan conceptos, o se les de la típica clase de la germinación del
frijolito, sino desarrollar la
curiosidad, el hábito de reflexión, el análisis de hechos, ideas y el amor por
la naturaleza para ir logrando el conocimiento real de la ciencia. Cada clase
debe tener un objetivo preciso de lo que se quiere lograr mediante la secuencia
didáctica (que en nuestro caso serían los aprendizajes esperados).
Si queremos alumnos que
desarrollen el gusto por las ciencias, nosotros como docentes debemos ser los
primeros en desarrollar la pasión por la enseñanza de las mismas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario